Sigue echándole un pulso a la actualidad y a quienes la comentan desde sensibilidades y perspectivas distintas a las suyas. El periodismo, recién cumplidos los 70, continúa siendo fundamental en su vida, aunque la información pura y dura ha dejado paso a la opinión y al análisis en debates y tertulias.
El periodista madrileño ha trabajado más de 30 años en la Ser –antes y después de que la adquiriera el Grupo Prisa–, fue director general de Localia (cadena de televisión local), colabora como columnista en 20Minutos (Grupo Henneo) y participa en distintas tertulias de radio y televisión (Herrera en Cope; La noche en 24 horas, de TVE; o El Cascabel, de 13TV, entre otras).
Para algunos, mosca cojonera, defiende con vehemencia sus posiciones. Y, como explica en esta entrevista concedida a Fuera de Micrófono (THE OBJECTIVE), cree que sus polémicas y rifirrafes con otros compañeros y con algún dirigente del PP se magnifican en las redes sociales. «Hay gente que sólo quiere escuchar opiniones que confirmen las suyas. Intentan hacerme daño –afirma-, pero no lo consiguen. Tengo ya muchos años detrás y eso no me lo va a quitar nadie».
Culpa a Miguel Ángel Rodríguez –jefe de Gabinete de Isabel Díaz Ayuso– de la ruptura de su buena relación con la presidenta de la Comunidad de Madrid y a la división interna de los socialistas madrileños de las mayorías absolutas del PP en el gobierno autonómico y municipal. «Los socialistas no se han repuesto desde que se rompió la mesa camilla que formaban Pepe Acosta, Juan Barranco y Joaquín Leguina», afirma.
Carmelo Encinas también recuerda sus inicios en Radio Madrid (la emisora central de la Cadena Ser), precedida de una carta de recomendación de su director y mayor accionista, Eugenio Fontán, y el accidentado recibimiento en el despacho de Antonio Calderón. «Le pregunté si iba a poder cobrar algo y me dijo: ‘Aquí no tenemos esa costumbre’. Dio un portazo y se marchó». Luego, llegó Iñaki Gabilondo y le contó que Don Antonio estaba hecho un tigre, pero que comenzaría a trabajar en el informativo matinal, a partir de las seis de la mañana.
PREGUNTA.- Guardo una foto tuya en la Cadena Ser, junto a José Joaquín Iriarte, Fernando Ónega, Manuel Antonio Rico y Javier González Ferrari. Años 80.
RESPUESTA.- Fueron mis comienzos. Yo llegué a la Ser suplicando unas prácticas. Había estado antes en Radiocadena Española (RCE), donde me pagaban un poquito. Lo suficiente para decir que cobraba algo. Pero no me dejaban acceder al micrófono. Y yo me metí en el periodismo por vocación radiofónica. Quería hacer radio. Entonces, quise entrar en la Cadena Ser porque me parecía lo más avanzado que había.
P.- ¿Estamos hablando de Radio Madrid?
R.- Radio Madrid era la emisora central de la Cadena Ser. Conseguí una cartita de recomendación de Eugenio Fontán. Me presenté en su casa diciendo: me gustaría hacer unas prácticas. Luego, en la emisora, me recibió Antonio Calderón, padre de Javier González Ferrari. Era un señor bajito con una cara de esas que te acojonan. Uno de esos tipos duros, pero venerado en el mundo de la radio. Un señor mítico. Lo primero que le pregunté es si allí iba a poder cobrar algo, y me dijo: «Aquí no tenemos esa costumbre». Se me ocurrió responderle: «Pues, qué mala costumbre». Se cabreó, dio un portazo y me quedé allí solo, en el despacho. De pronto, apareció Ignacio Gabilondo Pujol, es decir, Iñaki Gabilondo, y me preguntó: «¿Qué le has dicho a Don Antonio Calderón, que está hecho un tigre? Bueno, ya lo arreglaremos. Empiezas tal día a las seis de la mañana». Y así empecé. Cuento esto porque a mí Don Antonio Calderón me producía un temor casi visceral. Pero terminé mi etapa en la Ser siendo una persona que me adoraba. Me llamaba muchas veces al despacho para hablar de la vida y nos enrollábamos.
P.- Empezaste con los antiguos dueños de la Ser y seguiste en la cadena cuando la compró el Grupo Prisa en 1985.
R.- Terminé mi primera etapa siendo redactor jefe. Era el hombre puente entre el programa de la mañana y el de la tarde. Hacía Hora 14. Así estuve siete años, hasta que llegó Prisa. Con la llegada de los nuevos propietarios, los que estábamos allí olíamos a cadaverina. De hecho, empezó a marcharse gente. Teniendo en cuenta que había entrado todo el equipo de Radio El País (Luis Fernández, Juan Ramón Lucas, Carlos Llamas), sabía que tenía las horas contadas. Pero, en Radio Madrid había un problema. La Ser era la cadena más escuchada en España, no tenía rival, pero en Madrid nos ganaba Radio España, incluso La Inter. A Eugenio Galdón, primer director general de la Ser, ya con el Grupo Prisa, le dije: «Si me dejáis montar unos servicios informativos de Madrid, haremos desconexiones locales de diez minutos por la mañana y lograremos ser líderes». Montamos Redacción Madrid, con un equipo de cinco o seis personas y en medio año ya éramos los primeros. Lo conseguimos.
P.- Después, fuiste director general de Localia, una cadena de televisiones locales, también del Grupo Prisa.
R.- Yo había compaginado la radio con Telemadrid. Hice más de 350 programas en la televisión autonómica y controlaba la información local. Entonces, me llamó Augusto Delkáder (entonces director general de la Ser) y me dijo: «Carmelo, hay que montar una cadena de televisiones locales, al estilo de la cadena Ser, utilizando las sinergias de la radio». En ese momento, me dio la mano y me nombró director de esa cadena, antes de que pudiera responderle. Me hice cargo de todo aquello y llegamos a tener ochenta y tantas emisoras en toda España. El nombre de Localia me lo inventé yo y hacíamos programación nacional, regional y local.
«El Partido Socialista de Madrid siempre ha transmitido una imagen de división interna»
P.- ¿Por qué cerró?
R.- Porque hubo que pedir licencias y esas licencias las daban las comunidades autónomas. Nosotros cumplíamos el pliego de condiciones que puso la Comunidad de Madrid, pero le dieron las licencias a quienes no cumplían con aquel pliego de condiciones. Eso lo hizo la Comunidad de Madrid, sin ningún tipo de pudor.
P.- Como buen conocedor de la política madrileña, ¿por qué los ciudadanos llevan tantos años votando mayoritariamente al PP?
R.- Hay varios motivos. Bueno, hubo unas elecciones –las anteriores de las anteriores- que ganó Ángel Gabilondo. El PSOE fue el partido más votado, aunque no sumaba para poder gobernar con la izquierda. El Partido Socialista de Madrid, desde que se rompió la mesa camilla que formaban Pepe Acosta, Juán Barranco y Joaquín Leguina, que se terminaron matando, no se ha repuesto.
P.- ¿En el PSM siempre han estado a la gresca?
R.- El Partido Socialista de Madrid siempre ha transmitido una imagen de división interna, que, desde luego, no le ha favorecido. Entonces, el Partido Popular aparecía como un partido fuerte, monolítico y tal. El PP ha usado además los medios públicos sin ningún tipo de ambages.
P.- Esto también lo hacen otros partidos y gobiernos.
R.- Fíjate lo que te estaba contando sobre las licencias para las televisiones locales. O sea, no tuvieron ningún pudor. Se las dieron –esto es objetivo– a quienes ni cumplían el pliego de condiciones, ni lo han cumplido después. Y no pasa nada. Esto es así. Y tú me preguntas: ¿por qué la derecha se consolida tanto?
«Tenía una buena relación con Ayuso, pero se la cargó Miguel Ángel Rodríguez»
P.- Por cierto, tuviste no hace mucho un rifirrafe con Isabel Díaz Ayuso en la Cope.
R.- El rifirrafe fue el suyo.
P.- Se quejó de que le habías hecho una pregunta maliciosa.
R.- Maliciosa, según ella. El periodismo le parece malicioso. Tengo que decir que yo tenía una gran amistad con Isabel Díaz Ayuso antes de que fuera conocida. Fue diputada en la Asamblea de Madrid, luego la nombraron consejera, y era una persona muy agradable en el trato. Conmigo era supercariñosa y en alguna ocasión me llamó para consultarme cosas. Esto es así. Teníamos una buena relación. Una relación que Miguel Ángel Rodríguez se ha esforzado bastante en cargársela. Hay un antes y un después en la vida política de Isabel Díaz Ayuso, que coincide con la entrada como jefe de Gabinete de M.A. Rodríguez. A partir de ese momento, todo cambia en la Comunidad de Madrid. Quien realmente parte el bacalao allí es M.A.R. Una de las cosas que ha conseguido es que personas que teníamos una buena amistad con ella, pero que a él le parecía que no éramos merecedoras de estar cerca por no ser acordes con sus intereses, rompiéramos esa relación. A partir de ahí, M.A.R. hizo una muy buena labor en entrenarla como Pigmalión, porque es una persona terca, pero yo creo que ha terminado siendo Rasputín. Un Rasputín con un mensaje populista. Ha copiado el populismo puro y duro de Steve Bannon, con mensajes muy primarios y sencillos. Ha convertido a Isabel Díaz Ayuso en la lideresa, entre comillas, del ala dura del PP. El ala más intransigente. Lo cual está dificultando el liderazgo de Feijóo.
«Me considero una persona moderada, con tendencia al progresismo»
P.- Alguna vez te has definido como progresista. ¿No es un término devaluado, en el que ya caben hasta los nacionalismos?
R.- La gente tiende a etiquetar. Yo me considero una persona de centro izquierda, moderada, con tendencia al progresismo. Lo que más admiro de lo que ha ocurrido en Europa son los logros conseguidos por los modelos socialdemócratas nórdicos, que son quienes nos han enseñado el camino del Estado del Bienestar. Esto es lo que a mí me parece que funciona mejor. Yo soy fácil de cambiar de opinión cuando algo funciona bien. Nunca he votado a ningún partido. Voto en blanco para no sentir, ni siquiera, que mi subconsciente tenga ningún vínculo con ningún partido. Para sentirme muy libre a la hora de opinar. ¿Qué me pasa a mí? Pues, que si voy a una tertulia, a un debate, donde hay dos o tres personas con opiniones muy marcadamente de derechas, sólo por intentar poner el punto de equilibrio, parezco de izquierdas.
P.- Alguna vez te han llegado llamado portavoz del Gobierno…
R.- Hay cosas que se pueden defender, se pueden entender o se pueden analizar. Yo no tengo por qué defender a nadie. No sé por qué los demás defienden a la otra parte. Yo no defiendo a nadie. A mí me piden un análisis político y yo ofrezco todas las facetas. El tema más importante que ha habido en España en las últimas fechas ha sido el de la amnistía. Y yo nunca me he mostrado a favor de la amnistía. Ahora, si me preguntan si ha mejorado la situación política o el clima social en Cataluña con respecto a la época de Rajoy, tengo que decir que la diferencia es brutal. Lo tengo que decir porque es objetivo. Porque es así.
«No se ha blanqueado a Bildu; son ellos los que tratan de blanquearse»
P.- Y sobre los pactos con Bildu, ¿qué opinión tienes?
R.- No me puedo echar las manos a la cabeza, cuando el propio Partido Popular pactó con Bildu en su momento. A otro nivel, pero pactó con Bildu. No se puede usar el terrorismo como palanca electoral once años después de que ETA haya dejado de matar. Me parece casi obsceno, lo haga quien lo haga. Porque, realmente, el País Vasco ahora es otro mundo. ¿Que si yo a Bildu le reclamo que condene los atentados de ETA? El primero. Entre otras cosas, porque yo he estado mucho tiempo mirando debajo de mi coche. A mí, aquel dirigente de Herri Batasuna que llevaba el alma en la cara, Jon Idígoras, me amenazó personalmente. Con lo cual, yo tenía que mirar debajo de mi coche. ¿A mí que me cuentan del terrorismo? Yo sé de sobra lo que es. Además, me tocó cubrir informativamente la etapa dura de los años del plomo. La fachada de mi casa, en la Plaza de la República Dominicana, la volaron por los aires. No mataron a mi padre por un minuto, porque pasó cincuenta segundos antes de que estallara la bomba. ¿Qué voy a defender yo de los etarras? Nada. Pero, ¿Jon Iñarritu es un asesino? No. No le llames asesino. Que han pactado… ¿Qué es lo que han pactado? ¿Han pactado darles alas a los terroristas? No. Lo que se ha pactado son otros temas.
P.- ¿No se ha blanqueado, de alguna forma, a Bildu, intentando pasar página?
R.- ¿Dónde se ha firmado lo de blanquear? ¿Dónde se ha firmado: «El Gobierno hemos blanqueado…»? No se ha blanqueado nada. Son ellos los que tratan de blanquearse, porque tienen otro discurso distinto al que tenían antes. Incluso, han dicho que lamentan el dolor y cosas impensables hasta ahora. Es verdad que todavía les quedan pasos por dar y yo se lo reclamaré siempre, porque sé lo que es vivir muy de cerca ese tema y las consecuencias. He visto demasiados cadáveres con el cuerpo destrozado. Y sé, perfectamente, que hay que avanzar, sin disculpar aquella etapa.
P.- ¿Qué te parece la propuesta de Sánchez de regularizar asuntos relacionados con la libertad de expresión?
R.- No va a ocurrir. Regeneraciones democráticas de éstas ya ha habido muchas, algunas promovidas por el PP. Pero, sí tengo la impresión de que el Gobierno va a por algunos seudomedios -digo seudomedios porque lo son– que están alimentados por algún gobierno autonómico. El Gobierno en algún momento los ha señalado. Medios que no tienen ningún tipo de difusión. ¿Qué creo yo que hay que hacer? A mí me parece que los medios de comunicación tienen que recibir la publicidad institucional acorde con el número de oyentes, pinchazos, televidentes o lectores.
«Escuchar solo opiniones que confirmen las tuyas es de una gran pobreza intelectual»
P.- Sin embargo, el Gobierno central, cuando reparte la publicidad, tampoco suele tener en cuenta esos detalles.
R.- Ya, ya. Bueno, yo escucho publicidad institucional en emisoras muy críticas con el Gobierno. ¿Quieres ver cómo la reparte la Comunidad de Madrid y otras comunidades gobernadas por el PP? Me parece bien que, tanto para el Gobierno central como para los gobiernos autonómicos, esa publicidad no pueda dedicarse a alimentar en exclusiva medios que sólo viven de ella. Por tanto, están a las órdenes de quien la da. En el caso de la Comunidad de Madrid, el que decide el reparto ya sabemos quién es.
P.- Desde tu experiencia, ¿cómo ves el periodismo de antes y el de ahora? Hace poco te escuché pelearte en la Cope con Antonio R. Naranjo.
R.- Para empezar, a mí no me gusta pelearme con Antonio Naranjo, porque es mi amigo desde hace 25 años. Discutimos y, si pasamos alguna línea roja que pueda parecer fango, nos paramos. Los dos nos paramos. Y nos vamos a comer juntos. Después de Carlos Herrera, con quien más amistad tengo en la Cope es con Naranjo. Nos conocemos desde hace mucho y además sé que él tiene la mejor opinión de mí, como yo la tengo de él. En esto de los debates, al final, personas como Antonio y yo podemos estar de acuerdo en el 90% de cómo nos gustaría que fuera nuestro país. Sin embargo, sale a la luz ese 10% en el que no estamos de acuerdo. Puede parecer que estamos en las antípodas, cuando no es así. Simplemente, discutimos con alguna pasión ese 10% en el que no coincidimos.
P.- ¿Las redes sociales amplifican más ese tipo de desencuentros?
R.- Yo no tengo redes sociales. Hay gente que lo mueve, también con dinero público, contra mí. Esto yo lo he visto y lo he comprobado. Es igual. No importa. A mí me hacen un favor. Cuanto más digan: a ese señor hay que echarle de la Cope, de Telemadrid o de donde sea, más me consolidan. No tengo ningún problema. Yo no respondo, pero sí me da un poco de pena que haya gente – afortunadamente, son pocos – con tanta pobreza intelectual en sus cabezas. Gente que sólo quiere escuchar opiniones que confirmen las suyas. Eso es de una gran pobreza intelectual. ¿Te imaginas poner una radio o una televisión para escuchar sólo lo que tú quieres escuchar? Me da una pena enorme. Intentan hacerme daño, pero no lo consiguen. Tengo ya muchos años detrás y eso no me lo va a quitar nadie.
«El rey Juan Carlos le hizo un daño terrible a su hijo»
P.- Con Carlos Herrera discrepas sobre si el rey Juan Carlos debería o no volver ya a España.
R.- No soy monárquico, pero tampoco soy un republicano rutilante. No, no. En este sentido, soy bastante ecléctico. Porque el modelo de Estado que tenemos es el más práctico para el momento en el que vivimos. Ahora mismo, tenemos un buen Rey que cumple bien con sus funciones. Es una persona fiable, educada, y yo apoyaré a este jefe de Estado, sin ser monárquico convencido. Y tuvimos un buen rey, Don Juan Carlos, durante muchos años. Cumplió con su labor y lo hizo bien. El papel que jugó en la Transición no se lo va a quitar nadie. Eso queda para la historia. Es verdad que luego, en los últimos años, no dio buen ejemplo. Además, desprestigió a la institución monárquica y le hizo un daño terrible a su hijo. El trago que se ha tenido que comer Felipe VI con lo de su padre ha sido terrible. Hay que ponerse en sus zapatos.
P.- En cuanto a su regreso…
R.- Creo que llegará un día en el que tendrá que volver. Y no estará ya muy lejos ese momento. Lo que no tiene que hacer es volver a la Zarzuela. Eso no.
P.- ¿Debería también pedir perdón públicamente?
R.- A mí me parece que este país se merece una disculpa. Aunque, cada vez se reclamará menos porque ya es un anciano. Esta es la realidad. Discutí con Carlos Herrera porque el rey Juan Carlos es su amigo del alma. Pero yo también soy muy amigo de Herrera, aunque discutamos muchas veces. Por encima de todo, está el cariño que nos tenemos desde hace décadas.
P.- ¿Ves probable que puedan adelantarse las elecciones a otoño?
R.- A otoño, no. Creo que este año no es probable que haya nuevas elecciones. Casi imposible. El año que viene ya no lo sé. Evidentemente, la clave son los presupuestos, pero también se pueden prorrogar de nuevo. Conviene recordar que Rajoy prorrogó los presupuestos tres años seguidos. Con lo cual, tampoco me extrañaría que hubiera una prórroga más. Ahora, todo depende de Cataluña. El problema está en Cataluña. A ver qué sucede porque ahora mismo todo está en el aire.
P.- ¿Son compatibles Feijóo y Ayuso o podría romperse ese buen entendimiento?
R.- A mí sí me lo parece. Feijóo siempre me pareció un hombre de centro. Lo conozco bastante. Iba a comer con él a Santiago, cuando era presidente de la Xunta de Galicia, y hablábamos mucho. Siempre me ha parecido un hombre bastante centrado. Él se declaraba socialdemócrata de centro. Me sigo creyendo a ese Feijóo, aunque es verdad que se ha encontrado con la oposición del ala dura intentando llevarle de las bridas. Y es cierto que, desde la Puerta del Sol, de alguna manera, se ha debilitado su liderazgo. Lo ha hecho el jefe de Gabinete de Díaz Ayuso porque es quien marca las estrategias. A Díaz Ayuso no le he visto yo con demasiada ambición por ser la presidenta del Gobierno de España. Pero la gente que está a su alrededor – ese ala dura del PP – sí quiere llevarla a Moncloa. En cualquier caso, a mí me parece que lo mejor que tiene el PP es Alberto Núñez Feijóo y deberían de apoyarle. Ahora mismo, todos los barones le apoyan, con la única excepción de Díaz Ayuso. Digo excepción porque, aunque aparentemente diga Ayuso que todo está muy bien, quien está debilitando su liderazgo es ella. Lo ocurrido con Milei, el balconazo y la medalla, ha caído como una bomba en el aparato del partido. No les ha hecho ninguna gracia. De hecho, eso ha facilitado la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ).
«Si Vox no se presentara a las elecciones, el PP sacaría mayoría absoluta»
P.- Se habla mucho del peligro de la extrema derecha y casi nada de la extrema izquierda. ¿Por qué?
R.- Antes se hablaba mucho de la extrema izquierda, cuando Podemos estaba fuerte. Parecía que Pablo Iglesias se iba a comer el mundo y luego, mira por dónde, no se ha comido un colín. Esa es la realidad. Ahora, lo que está arriba es la extrema derecha a nivel europeo. Aquí me parece que se les está pasando el arroz. Pero, mientras exista Vox, el PP tiene muy difícil ganar las elecciones generales. No le salen los números. Es difícil conseguir una mayoría suficientemente fuerte para gobernar pactando sólo con Vox. Si Vox no se presentara a las elecciones, no tengo duda de que en este momento Feijóo sacaría mayoría absoluta.
P.- ¿Qué opinas de las polémicas y enfrentamientos en el Poder Judicial?
R.- El mundo de la judicatura se ha sentido intervenido por la política, y ahora está devolviendo el golpe. Esta es la impresión que me da. En los líos judiciales yo no me meto porque no tengo la formación suficiente para pontificar. Conozco los detalles porque me lo leo todo, pero no me atrevo a pontificar sobre este tema. Creo que hay un enfrentamiento serio entre el Tribunal Supremo y el Tribunal Constitucional. El Tribunal Supremo procede de un CGPJ que estuvo secuestrado, en manos de la derecha, durante cinco años y medio, cuando ya había caducado, y el Tribunal Constitucional tiene una mayoría progresista. No es deseable este enfrentamiento, pero es verdad también que la decisión del Supremo sobre el tema de la malversación es muy cuestionable. Está cogido con alfileres. Mi impresión personal es que, al final, esta cuestión la decidirá Europa.
P.- Ahora estás dentro del periodismo opinativo, al margen del informativo.
R.- Yo no lo he elegido. Salí del Grupo Prisa cuando se cerró Localia. Me quisieron retener y les dije que era el momento de recuperar mi libertad, después de treinta y tantos años allí. Pedí salir de Prisa y, mira por dónde, uno de los grandes culpables de mi participación en los debates fue Ernesto Sáenz de Buruaga. Me llamó para participar en un programa de Telemadrid que se llamó Madrid opina, y a partir de ahí empezaron a llamarme de todos los sitios. Llegó un momento en que hacía doce debates a la semana, en cinco cadenas distintas. Ahora estoy en 20Minutos, que es un sitio maravilloso para estar, porque la familia Ayarza es una familia de editores auténticos, que cree en la información y son gente liberal y constitucionalista.
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